Lo primero que se aprende nada más desembarcar en el puerto de la
isla croata de Vis es a no tener prisa. Los lugareños que habitan esta isla de noventa kilómetros cuadrados
viven en una especie de nirvana gracias a las bondades de su clima, a
la buena mesa, la rica pesca, el buen vino y al tentador y apetecible
mar que ha afilado su caliza costa con delirantes acantilados, bahías, cuevas escondidas, calas de arena y playitas de cantos rodados
como Stiniva, Zaglav y Srebma, algunas solo accesibles por mar.
Impregnada de lavanda, romero, salvia y algarrobos que pueblan su
montañoso interior y donde la bicicleta o los barquitos son el
transporte preferido, sus tres mil almas no quieren grandes hoteles, ni
resorts, ni piscifactorías o un turismo de masas. Los habitantes de este lugar casi secreto del Adriático desean una evolución armónica y respetuosa con sus tradiciones, su biodiversidad y su rico patrimonio arqueológico y arquitectónico,
que muestra su faz noble y elegante en los capitalinos barrios de Luka y
Kut al noreste, y su desenfadada cara sureña en el puerto de Komiza.
Las casas de piedra con buganvillas, patios de palmeras y limoneros
tienen su particular jardín acuático, ese mar al que la isla está tan
unida que algunos balcones invitan a lanzarse, como si fueran un
trampolín, a las aguas cristalinas del puerto, donde se puede tanto
bañarse como probar suerte con la pesca.
Paso estratégico
Aislada y cerrada al turismo hasta el año 1989 después de pasar duros tiempos en los que fue base militar yugoslava, la isla de Vis ahora transmite un carácter hospitalario con los viajeros que la visitan en busca de lugares remotos y auténticos, donde encontrar villas, apartamentos y algún que otro hotel bien escogido, como el de San Giorgio, para bolsillos llenos, o el familiar Bisevo, en Komiza. Ya desde tiempos de la Prehistoria la isla estuvo poblada por humanos. Y aquí se construyó la primera ciudad antigua de esta zona del Mediterráneo, se llamó Isa y fue objeto de deseo de romanos, venecianos, otomanos, húngaros, austríacos, franceses e ingleses desde que Dionisio de Siracusa la eligió para fundar una de las más prósperas colonias griegas en el siglo IV a.C. por ser un paso estratégico en el tráfico marítimo del Adriático. De todo ello quedan vestigios en Martvilo, única necrópolis griega en Croacia; en las termas y ruinas del teatro romano sobre el que se asienta el Monasterio de San Jerónimo en Prirovo; en la torre Perast, la fortaleza austriaca con el imprescindible museo Arqueológico, uno de los mejores de Croacia; en el campo de cricket y en la espectacular fortaleza del rey Jorge III, reconvertida en lugar de ocio para cenar, tomar copas y disfrutar de exposiciones y actuaciones musicales en directo.
Paso estratégico
Aislada y cerrada al turismo hasta el año 1989 después de pasar duros tiempos en los que fue base militar yugoslava, la isla de Vis ahora transmite un carácter hospitalario con los viajeros que la visitan en busca de lugares remotos y auténticos, donde encontrar villas, apartamentos y algún que otro hotel bien escogido, como el de San Giorgio, para bolsillos llenos, o el familiar Bisevo, en Komiza. Ya desde tiempos de la Prehistoria la isla estuvo poblada por humanos. Y aquí se construyó la primera ciudad antigua de esta zona del Mediterráneo, se llamó Isa y fue objeto de deseo de romanos, venecianos, otomanos, húngaros, austríacos, franceses e ingleses desde que Dionisio de Siracusa la eligió para fundar una de las más prósperas colonias griegas en el siglo IV a.C. por ser un paso estratégico en el tráfico marítimo del Adriático. De todo ello quedan vestigios en Martvilo, única necrópolis griega en Croacia; en las termas y ruinas del teatro romano sobre el que se asienta el Monasterio de San Jerónimo en Prirovo; en la torre Perast, la fortaleza austriaca con el imprescindible museo Arqueológico, uno de los mejores de Croacia; en el campo de cricket y en la espectacular fortaleza del rey Jorge III, reconvertida en lugar de ocio para cenar, tomar copas y disfrutar de exposiciones y actuaciones musicales en directo.




